Que podrá, que podrá
Separarme del amor de Cristo
Que podrá, que podrá
Apartarme de su gracia
Acaso hambre oh desnudez
Quizá pobreza oh tal vez
Por la angustia de alguna
Enfermedad
Nada podrá, nada podrá
CORO
Sus favores, yo los recibo cada día
Sus bondades, el me impartido
sin medida
Lo que tengo todo esto
el me lo ha dado
Y mi vida y mi ser son de El
2
Que será, que será
Lo que pueda destruir mi fe
Cual será, cual será
la razón de no amarle
Será tristeza oh ansiedad
Tal vez terrible aflicción
Quizá por causa
de una grande decepción
Nada podrá, nada podrá
Yo quisiera hablarte
del amor de Cristo,
pues en él hay un amigo
firme y fiel,
por su gracia y gran amor
cambió mi vida,
lo que en este mundo soy
lo debo a él.
CORO:
No hay amigo
que me ame como Cristo,
no hay otro amigo fiel como él;
nadie pudo redimirme
del pecado,
sino el amor de Dios.
2
Mi alma estaba llena de ayes
y tristezas,
llena estaba de miserias y dolor,
con ternura Cristo
me tendió la mano,
y me guio por el sendero del amor.
3
Cada día Cristo
me da más confianza,
más comprendo
las palabras de su amor;
pero no comprenderé
por qué me ama
hasta ver allá su rostro
y su esplendor.
¡La senda ancha dejaré,
yo quiero por la angosta andar;
y muchos no sabrán por qué,
mas voy a mi celeste hogar!
CORO:
No puede el mundo ser mi hogar
No puede el mundo ser mi hogar
En gloria tengo mi mansión;
No puede el mundo ser mi hogar.
2
Algunos quieren verme ir
por el sendero de maldad;
oír no puedo su llamar,
pues voy a mi celeste hogar.
3
¡Oh, ven conmigo pecador,
y sigue en pos del Salvador!
¿por qué no quieres tú buscar
la hermosa tierra más allá?
¿No sabes tú amigo
que Dios es todo amor,
que envió su Hijo al mundo
por tu propiciación?
dejó su trono y gloria
el Divino Señor
para ofrecerte
hoy plena salvación.
CORO:
Sólo el poder de Dios
pudo cambiar mi ser,
la prueba yo te doy,
él me cambió a mí,
¿no ves que soy feliz?,
no ves el cambio en mí;
nueva criatura
soy por Jesús.
2
Tú me dirás soy bueno,
a nadie le hago mal,
tú me dirás yo vivo
una vida moral,
pero vivir sin Cristo
eso te perderá,
no le desprecies,
porque te pesará.
He visto el fúlgido rayo,
he oído el trueno rugir;
las olas con bravo estallo,
querían me destruir;
oí la voz de Cristo,
que ánimo daba a mi ser,
pues prometió no dejarme,
nunca ausentarse de mí.
CORO:
No me desamparará,
ni me dejará,
pues prometió no dejarme,
nunca ausentarse de mí.
2
Mundanas nubes me envuelven,
y tentaciones también;
ante Jesús se disuelven,
Jesús es mi sostén:
Me guarda en todo peligro,
se compadece de mí;
pues prometió no dejarme,
nunca ausentarse de mí.
3
Y cuando en oscuras pruebas
rebusco el mundo cruel,
aquí no hay fin de mis penas,
no hay un amigo fiel;
mis pies en zarzas cogidos,
casi me hacen caer,
entonces Cristo promete
nunca ausentarse de mí
Nunca se apartara
de tu boca este libro de la ley,
sino que de día y de noche meditaras en el,
para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en el esta escrito,
porque entonces harás prosperar tu camino,
y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes
porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
¡Oh, bondad tan infinita,
hacia el mundo pecador!
Dios en Cristo revelando
su eternal y santo amor.
CORO:
Es Jesús para mí
la esperanza de salud;
sólo en él hallaré
la divina plenitud!
2
Como el vasto firmamento,
como el insondable mar,
es la gracia salvadora,
que Jesús al alma da.
3
Aunque fueren tus pecados,
rojos como el carmesí,
en el río del Calvario
hay limpieza para ti.
¡Oh, cuan precioso
es adorar a Jesucristo!
y meditar en la palabra del Señor,
esperando con paciencia
su venida,
para nuestra eternal consolación.
CORO:
Y lo más precioso es volar al cielo,
llegar con Cristo y rendirle honor
Y lo más precioso es volar al cielo,
llegar con Cristo y rendirle honor
2
En aquel día
en que resplandezca la justicia,
todos saldremos
a ordenanza del Señor,
saltando como becerros
del ganado, dando gloria
y aleluya al Señor.
3
Mirad aquellas multitudes
que están blancas;
¿quiénes serán? vienen
con palmas en sus manos:
Estos pasaron
por grandes tribulaciones
y la sangre del Cordero los limpió
¡Oh, qué amigo nos es Cristo!
él llevó nuestro dolor,
y nos manda que llevemos
todo a Dios en oración,
¿vive el hombre desprovisto
de paz, gozo y santo amor?
esto es porque no llevamos
todo a Dios en oración.
2
¿Vives débil y cargado
de cuidados y temor?
a Jesús, refugio eterno,
dile todo en oración.
¿Te desprecian tus amigos?
cuéntaselo en oración:
En sus brazos de amor tierno
paz tendrá tu corazón.
3
Jesucristo es nuestro amigo
de esto pruebas él nos dio,
al sufrir el cruel castigo
que el culpable mereció;
y su pueblo redimido
hallará seguridad,
fiando en este Amigo eterno
y esperando en su bondad
Voy feliz al dulce hogar
por fe en Jesús,
y luchando a traer almas a la luz;
dardos encendidos mil
vienen contra mí,
mas yo sé por la fe venceré aquí.
CORO:
Oh yo quiero verle,
ver al Salvador!
quiero ver su rostro lleno de amor;
en aquel gran día yo he de cantar:
Ya pasó todo afán, todo mi pesar.
2
En las olas del turbión
Cristo guardará,
mi barquilla él guiará
hasta el puerto allá;
yo tranquilo puedo estar,
mi piloto es él;
es mi Rey, tengo fe, sé que él es fiel
3
En servir al Salvador
por los valles voy,
donde muchas sombras hay,
más seguro estoy;
muchos triunfos obtendré,
nunca faltará;
mi Jesús, es la luz, él me sostendrá
Señor cuando tú pasas veloz
en la tormenta, se siente
estremecido mi pobre corazón;
mas cuando has pasado
mi vida ya se aquieta,
y surge una esperanza
y nace un nuevo amor.
CORO:
Tú estás en todas partes
sentimos tu presencia, te mueves
en las olas de embravecido mar;
eres la vida misma
del existir la esencia,
tu aliento es suave brisa
que yo he de respirar.
2
No tengo que ofrecerte
pues soy tan pequeñito,
y nada puedo darte que sea
de valor; por eso sólo vengo
ante tus pies rendido,
dejando ante tus plantas
mi pobre corazón.
3
A veces cuando pienso
que al mundo tú has venido,
dejando allá tu trono y reino
angelical;
comprendo que me viste
muy triste y muy perdido,
y de este mundo incierto
quisiste me sacar.
Por la mañana yo dirijo mi alabanza,
a Dios que ha sido
y es mi única esperanza;
por la mañana yo le invoco
con el alma,
y le suplico que me dé su dulce calma;
y él nos escucha pues nos ama tanto,
y nos alivia de cualquier quebranto;
nos da su mano poderosa y fuerte,
para librarnos de la misma muerte.
2
Cuando la noche
se aproxima tenebrosa,
en elevar mi oración
mi alma se goza;
siento su paz inagotable,
dulce y grata,
porque temores
y ansiedad Cristo los mata.
También elevo mi cantar al cielo,
cuando a la tierra baja negro velo;
el sol se oculta pero queda Cristo,
a quien mis ojos en el sueño
han visto.
3
Brilla su lumbre
bienhechora mientras duermo,
pone su mano sobre mí
si estoy enfermo;
me fortalece y mi alimenta
con el sueño,
pues es mi Dios, mi Redentor,
y él es mi dueño.
Y al despertar por la mañana siento,
que Dios invade mi alma
y pensamiento;
veo a Jesús mi Redentor amado.
Por mi pecado en la cruz clavado.
4
Veo la sangre de sus manos
que ha brotado,
veo la sangre derramada
en su costado;
una corona con espinas
en su frente,
la multitud escarneciéndole
insolente;
pero ¡qué dicha cuando
al cielo sube, lleno de gloria
en majestuosa nube!
él nos promete regresar de nuevo,
para llevarnos a gozar al cielo.
Vengo a suplicarte, mi Señor,
que me dejes descansar
en tu pecho amante, mi Jesús,
como al apóstol Juan.
CORO:
Me has dado tantas cosas,
mi precioso Jesús:
Me has dado paz, me has dado fe,
me has dado amor;
me has dado gozo
eternal en plenitud.
Me has dado tantas cosas,
mi precioso Jesús,
que yo sería un ingrato
si negara tu amor.
2
Cuando estoy, Señor, ante tu altar
se conmueve el corazón,
al verte clavado en una cruz
por mis culpas y mi error.
Te llamare, mi gran Señor,
En todo tiempo,
Porque has sido tu, mi Salvador;
Yo te alabare.
Te llamaran el gran Yo Soy,
Entre los pueblos,
Y yo morare en tu habitación;
Yo te exaltare.
// Poderoso es el Señor’
Digno de alabanza //
// Porque tu eres mi roca y mi fortaleza te alabare oh Señor //
// Te cantare con el corazón y las fuerzas tu me darás //
Cuando en pruebas
se encuentra mi alma,
y tu luz casi no puedo ver,
surge un grito
de mi alma que clama:
pon tu mano Señor sobre mí.
CORO:
Pon tu mano Señor sobre mí,
pon en mi alma este mismo sentir;
dame gracia para obedecer,
dame fuerzas para yo vencer.
2
Lucha mi alma y mi carne también,
al sentir tu llamado en mí;
no es posible seguirme ocultando,
no es posible tu voz resistir.
3
Muchas almas perecen
sin Dios,
mientras yo vivo aquí
en bienestar
que respuesta daremos
a Cristo,
si él pregunta:
¿Qué hiciste por mí?
// Porque para siempre Dios tu misericordia es //
Mejor que la vida es
mi alma lo sabe bien,
porque para siempre Dios tu misericordia es
Más vasta que el ancho mar, Más alto que el cielo esta,
Porque para siempre Dios tu Misericordia es.
En la orilla de la muerte
me encontraba,
sin Dios, si amor, sin esperanza;
esperando mi fin en este mundo
sin tener perdón para mi alma
CORO:
Más por esto, vino Cristo
el Salvador,
a buscar y a salvar a los perdidos,
y en estos se encontraba
ya mi vida,
mas por gracia, me encontró
Cristo Jesús.
2
Caminé por el mundo sin consuelo,
sin poder aceptar
que había un Dios,
y hundido en mi orgullo cada día,
sin querer reconocer yo mi maldad.
3
Ya mi alma vive alegre
con mi Cristo,
dando gracias a él;
qué bueno es Dios:
me libró de mis enfermedades,
y esperanza a mi alma él le dio.
4
Tú que escuchas pecador
que no has querido,
aceptar a este Cristo de poder;
piensa bien a donde irá tu alma,
y a donde pasarás la eternidad
Este mundo
y los pesares de la vida,
y las cosas que tendremos
que sufrir,
ya muy pronto
quedarán en el olvido,
cuando Cristo
por su pueblo ha de venir.
CORO:
Por la fe Enoc
fue recibido en gloria;
por la fe Moisés salvó a Israel;
por la fe alcanzaré misericordia;
por la fe también el justo vivirá.
2
En la gloria
esplendorosa de los cielos,
los afanes, las tristezas y el dolor,
no podrán volver jamás
a mi memoria,
la bondad de Dios
por siempre alabaré.
3
Siento en mi alma
la esperanza que me alienta,
siento un gozo inefable en mi ser,
algo extraño que a mi corazón
conmueve,
porque Cristo
es la esperanza de mi fe
Porque tu eres bueno
porque para siempre
tu misericordia es.
Cada mañana al despertar
se que en ti
puedo confiar,
Me sostienes por tu gran
fidelidad
Porque tu eres bueno
porque tu justicia
justicia eterna es,
En ella yo me deleitare
en tu verdad caminare
Por tu senda de justicia
guíame
1
Profundo es el amor de Dios
Tan vasto e infinito
que dio a su Hijo amado por
amor a los perdidos
Qué gran dolor causó a mi Dios
ver padecer a Cristo
Herido en una cruz murió
por quienes han creído
2
Allí, en esa cruz está
Él carga con mis culpas
Vergüenza siento al escuchar
mi voz entre las burlas
Y mi pecado lo llevó
a ser crucificado
Mas vida su muerte me dio
Yo sé que ha terminado
3
De nada yo presumiré
pues muerte yo merezco
mas en la cruz me gloriaré
la cruz de Jesucristo
¿Por qué me da de su favor?
No puedo contestarlo
Mas esto sé de corazón
Jesús me ha rescatado
Cristo es la puerta del cielo,
es Pastor del gran redil,
es la fuente y consuelo,
es el principio y el fin;
es la Roca y fortaleza,
fundamento y verdad;
es la vida y pureza, es amor y realidad.
CORO:
Es digno de alabanza él,
no hay otro Señor tan fiel,
que mi alma ensalce
con tanto fervor;
las dulces melodías mil,
que preludian mis labios loor,
son perfumes dados hacia Dios.
2
Nunca yo podré ser firme
sin la ayuda de Jesús,
si él no marca mi sendero,
si él no viene con su luz;
y me llama desde el cielo
de la densa oscuridad,
y me dice compasivo:
Ven conmigo a descansar.
3
Quién podrá arrebatarme
si fundado estoy en él,
ya no habrá sombras de muerte,
para aquel que en él confió;
mis temores ya pasaron,
todo se tornó en amor,
y por siempre yo le alabo
porque él es mi Salvador.
Que bella historia,
de su excelsa gloria
bajó el Salvador,
Jesús mi Redentor
nació en pesebre,
despreciado y pobre,
varón de lágrimas y de dolor.
CORO:
Oh cuánto le amo y fiel le adoro,
cuida mi vida mi Redentor;
el Rey de Gloria vino a salvarme,
y a revelarme al Dios de amor.
2
Que gran misterio
tan incomprensible,
que el Verbo se encarnó
y al mundo descendió;
el plan oculto reveló se al hombre,
y por su tierno amor se levantó.
3
Don admirable, tan incomparable,
de plena salvación
eterna redención;
el sol divino brilla en mi camino,
su luz alumbrará en mi corazón.
¡Qué dulce es tu nombre oh, Jesús!
bonanza has puesto en mi corazón.
Tu muerte en la cruz
me trajo salvación,
por fe voy caminando en tu luz.
Mis penas arrojaste
en la profundidad, jamás de ellas te acordarás;
tu sangre me limpió de toda iniquidad
y estableció en mí tu verdad.
2
¡Qué dulce es tu nombre oh, Jesús!
tuviste de mi alma compasión,
llenaste de salud todo mi corazón,
por tu misericordia y virtud;
un cántico de gracias
siento yo en mi ser,
tu senda es para mí un placer;
mis ojos puestos
hacia el cielo puedo ver
la gloria de tu grande poder.
3
¡Qué dulce es tu nombre oh, Jesús!
eterno será el gozo en tu mansión,
moradas de gran júbilo
y de plena luz,
allá no habrá más tribulación;
por tu misericordia hazme conocer
tu voluntad, para florecer,
conforme a tu promesa
sé que has de volver,
por tanto, no me dejes caer.
Oh qué dura es esta palabra
que al escucharla siento yo,
siento que a mí me hiere el alma
y que penetra hasta mi corazón.
CORO:
¿Quién la podrá llevar Señor?
¿Quién la podrá cumplir Señor?
Si es dura para mí, tu palabra fiel,
si tú me das poder Señor,
si tú me das la fe también,
se que podré vencer,
porque sólo tú eres mi ayudador.
2
Oh qué dura es esta palabra
que al escucharla siento yo,
siento que no podré llevarla;
pero mi Cristo,
siempre me ayudará.
3
Lo que para mí es imposible
para mi Dios no lo será;
no queda más que decidirme,
para que cumpla
yo con su voluntad.
Blancos vestidos bañados de luz,
rica diadema de gran resplandor,
bella mansión de sublime quietud
donde la noche jamás existió;
esa ciudad admirable de Dios
en que estaremos reunidos con él,
todo lo que ha preparado Jesús,
es para mí.
CORO:
Bello ropaje, hermoso hogar,
tierra preciosa, dulce cantar,
bella corona de estrellas mil,
rica mansión de luz do viviré.
2
¡Oh, cuan preciosa es la meditación,
de vivir siempre por la eternidad,
estando libres de preocupación
libres de afanes y gran ansiedad.
Tendremos parte en el júbilo aquel
en que mil voces alaben a Dios!
Padre, permite que no falte yo,
es mi oración.
3
Cosas preciosas tendremos que ver
en las regiones más altas que el sol,
cuando abandone del río la ribera,
y mis tesoros reciba de Dios.
Bello país donde no hay que sufrir,
dulce refugio de santo calor;
bello lugar donde no hay
que morir, casa de amor.
Qué lindo es mi Cristo,
cuan grande es su amor,
yo andaba perdido,
él vino y me halló.
Con sus tiernas manos
él me acarició,
tomó me en sus brazos
y ahí me arrulló.
CORO:
Qué dulces caricias,
las del Salvador,
caricias que llenan
mi alma de amor;
su voz me asegura,
conmigo él está,
está para siempre
por la eternidad.
2
Qué dulce es mi Cristo,
cuan grande es su amor,
pues él dio su vida
por mí pecador;
dejando su trono por venir aquí,
buscando perdidos
él me encontró a mí.
3
Qué lindo es mi Cristo,
no hay otro igual,
mi vida la llena de gozo y de paz;
yo quiero en la gloria
su faz contemplar,
y alabar su nombre
por siempre jamas
En la bruma que mueve a las olas
En el matinal roció en el rutilante sol
Se vislumbra con nidios destellos
Lo purísimo y lo bello es el todo
Lo que creo.
CORO
Es el arte de todo lo que veo
Pues en todo el universo
¿Quién tan grande como tú?
Quien podrá decir al mar inquieto
Enmudece ya al momento
Cese toda tempestad.
2
Es el Dios que vemos en las flores
En los árboles del bosque
En arroyos de cristal
Es el hacedor de maravillas
Es al que mi alma se humilla
Es el que me hace cantar.
3
Quien es el que a la mar reprende
Y los vientos le obedecen
Dicen todos a una voz
Es el hacedor de maravillas
Es el Cristo el Nazareno
Es mi amado Salvador.
En un monte que Dios
siendo el Creador,
lugar propenso a maldición,
clavado fue un varón;
en gran llanto y dolor
derramó el corazón,
librando a la humanidad
de condenación.
CORO:
¿Quién de su amor me apartará?
¿Angustia o tribulación?
¿peligro o persecución,
Hambre o desnudez?
¿Quién es el que condenará?
Jesús en la cruz murió
la vida eterna me espera allá,
La plenitud de su bondad.
2
Eternal soledad fue su morada,
en medio del desprecio
fue su humilde habitación;
el Cordero de Dios,
¡Oh cuánto sufrió!
su sufrimiento
a mi ser conmovió.
3
La virtud de Jehová roció su alma,
en el omnipotente Dios
estaba su salud;
mas fue su deber hablar la verdad,
Llevó
Quien nos podrá separar
del amor de Cristo
Quien nos podrá separar
del amor de Dios
Ni la vida, ni la muerte,
ni lo alto ni lo profundo
ni ángeles ni potestades
nada nos podrá separar
nada nos podrá separar
nada nos podrá separar
del amor de Dios
¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿quién en su presencia vivirá?
¿quién subirá al monte de su santidad?
¿quién verá la gloria de su majestad?
los limpios de manos que no han
elevado su alma a la vanidad;
los que con engaño jamás han
jurado, porque aman la ley de Jehová.
Bienaventurados porque sus
pecados borrados por siempre serán,
porque obran justicia,
son de Dios amados,
por siempre no resbalarán.
2
¿Quién subirá al monte de Jehová
morada del Padre celestial?
¿quién en su santuario
su gloria cantará?
en la hermosura de su santidad:
Los santificados que han sido
llamados a ser siervos de Jehová,
los que por la gracia del justo
encontraron refugio
con Dios en su altar, bienaventurado aquel que ha
guardado su alma en integridad,
el que voluntario huyó del pecado,
oyendo la voz de Jehová.
3
"Me levantaré dice Jehová,
ahora seré ensalzado más;
los montes se estremecen,
los mares aullarán
y los pecadores no escaparán".
Bienaventurado aquel que ha
esperado confiando
en el Rey Jehová;
en su ley medita de día y de noche,
de bien prosperado será
Y los redimidos, por Cristo elegidos,
él mismo nos vino a comprar,
aunque perseguidos, mas nunca
vencidos, iremos a Sión a morar.
CORO 1
\\Quiero alabarte más y más aún//
buscar tu voluntad,
tu gracia conocer, quiero alabarte.
CORO 2
Las aves del cielo cantan para ti,
las bestias del campo reflejan tu
poder, quiero cantar,
quiero levantar mis manos a ti
Recuerdo feliz el momento,
cuando me salvaste, Señor;
me hablaste con íntimo acento:
"Yo quiero prediques mi amor".
CORO:
Desde hoy te consagro mi vida,
¿la quieres usar, mi Señor?
el vivir y el morir predicando,
para mí no hay vida mejor.
2
Mi vida sin ti fue miseria,
angustia, tristeza y dolor;
tu cruz me salvó que muriera
sin fe, ni esperanza, ni amor.
3
Campanas de gozo
hay en mi alma,
cantando con mi Salvador;
su luz ilumina y da calma,
aviva en mi alma la fe.
¡Resucitó! la nueva dad
al mundo, que su muerte vio;
tomó en la cruz nuestro lugar,
mas del sepulcro revivió.
CORO:
¿Por qué buscáis al Cristo allí?
entre los muertos ya no está.
No le lloréis; cantad, reíd
y proclamad: El Cristo vive
y reina ya.
2
Vieron le tristes sepultar,
cuantos en él tuvieron fe;
toda esperanza muerta ya,
creyeron sepultar con él.
3
Mas el sepulcro no logró,
en sus prisiones retener
al Cristo Rey, que vencedor
fue de la muerte y su poder.
4
¡Resucitó! ya no tendrá
sombras la tumba para el fiel;
aunque muriere, vivirá,
el que creyere sólo en él.
Lo divino en lo humano cobró vida,
y el reino de los cielos se acercó;
el misterio de los siglos revelado,
el Mesías prometido se encarnó.
2
Al que debo yo servir, vino a servirme,
al que debo yo buscar,
me buscó a mí,
al que debo yo de amar,
me amó primero,
por mis culpas por entero se entregó
3
Su martirio principió en el pesebre,
donde el mundo egoísta le mandó,
pues no hubo un lugar de tal realeza,
donde pudo su cabeza recostar
Oh poderoso Jesús, Rey del universo,
reconocemos Señor tu gran majestad,
te imploramos, oh Dios, en tu presencia,
nos humillamos ante ti, Señor,
con reverencia.
CORO:
Rey del universo,
escuchas creador nuestra voz,
Padre omnipotente,
te honramos con el corazón.
2
Bendito seas Señor,
por tu gracia inefable
nos rescataste del mal,
por tu poder
prometes darnos Señor
la vida eterna,
nos redimiste Señor
con tu muerte en la cruz.
3
Oh pueblos todos ensalzad
al Rey del universo,
y con gran júbilo cantad
nueva canción también,
y nuestras manos palmead
con grande gozo,
pues con su muerte en la cruz
la libertad nos dio.
Rostro divino ensangrentado,
cuerpo llagado por nuestro bien,
clama benigna, justos enojos,
lloren los ojos que así te ven.
2
Manos preciosas tan lastimadas
por mí clavadas en una cruz,
por ese valle será mi guía,
mi alegría, mi norte y luz.
CORO:
Por esa sangre soy redimido
de toda culpa por mi Señor
fui levantado y transformado
en bella imagen de el Salvador.
3
Bello costado en cuya herida,
halle su vida la humanidad,
fuente amorosa
del Dios clemente,
por ser la fuente de caridad.
4
Crucificado en un madero,
manso cordero mueres por mí,
por eso el alma triste y llorosa,
suspira ansiosa, Señor por ti
Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
Copyright © 2020 Iglesia Gracia de Dios - All Rights Reserved.